Si alguna vez te ha pasado que un diseño es perfecto en la pantalla, pero al momento de bordar el resultado no se parece en nada a lo que esperabas, tranquilo: no eres el único. A todos nos ha ocurrido, y la frustración es grande porque pierdes tiempo, material y dinero. La buena noticia es que esos problemas tienen solución.
1. Ajustar la densidad de puntada
Un error muy común es no adecuar la densidad de la puntada al tipo de relleno o capa. En puntadas tatami, lo recomendable es usar un espaciado de 0.40 mm y en capas superiores reducir la densidad a 0.50 mm. En puntadas satín, lo mismo: cuanto más encima de otras capas bordes, mayor debe ser el espaciado para evitar acumulaciones de hilo y nudos indeseados.
2. Cambiar la dirección de las puntadas
Cuando varias capas de relleno se bordan en la misma dirección, las puntadas pueden entrelazarse y deformar el diseño. La solución es variar la dirección de puntada en cada capa, lo que aporta firmeza y uniformidad.
3. Organizar puntos de entrada y salida
Si las puntadas inician o terminan en medio de un objeto, corres el riesgo de que la tela se estire y se generen huecos. Lo ideal es colocar estos puntos en los extremos, en sentido contrario a la dirección de puntada.
4. Aplicar refuerzos
Antes de bordar un relleno, conviene fijar la tela y la entretela mediante puntadas de refuerzo. Esto ayuda a mantener la forma y evita que los bordes y rellenos no coincidan.
5. Usar compensación de “tire”
La tela siempre tiende a ceder. Para compensar, ensancha ligeramente los bordes (unos 0.40 mm). Así evitarás que queden espacios visibles entre el relleno y el contorno.
6. Dejar un margen de error
Los rellenos de las primeras capas deben cubrirse un poco por los superiores. Este solapamiento, llamado margen de error, asegura que no aparezcan vacíos entre colores o figuras.
7. Elegir el bastidor adecuado
Un error frecuente es usar un aro demasiado grande para un bordado pequeño. Esto provoca que la tela se mueva y el diseño se deforme. Siempre utiliza el tambor más pequeño posible, pero sin que el pie de la máquina choque con él.
8. Tensar correctamente la tela
Parece obvio, pero muchas veces se borda con la tela floja o con arrugas. Asegúrate de entamborarla bien firme, sin maltratarla.
9. Escoger la entretela correcta
No todas las telas requieren el mismo estabilizador. Usa:
- Entretela que se retira a mano para telas rígidas.
- Entretela recortable para telas ligeramente elásticas o parches.
- Entretela pegante para telas delicadas y elásticas (a menudo combinada con otra removible).
Y nunca uses varias capas de entretela juntas: eso empeora el resultado.
10. Ajustar la tensión del hilo
Bordar sin calibrar la tensión es como tocar un instrumento desafinado. El hilo debe fluir suave y continuo. Revisa también el hilo de bobina: debe cubrir un tercio del revés del bordado.
11. Revisar las agujas
Una aguja roma, doblada o defectuosa puede arruinar todo. Cámbiala en cuanto notes roturas frecuentes de hilo o daño en la tela. Incluso en marcas reconocidas, hay agujas con fallos de fábrica, así que revisa siempre.
12. Bordar una muestra
El último paso, pero quizá el más importante. Antes de lanzarte al bordado final, haz siempre una muestra. Te permitirá detectar fallos y corregirlos sin desperdiciar la prenda original.
13. Trucos opcionales
Una vez terminado el bordado, hay gestos que marcan la diferencia entre un trabajo aficionado y uno profesional:
- Prelava las prendas (especialmente las de algodón) para que el bordado no se deforme al primer lavado.
- Corta cuidadosamente los hilos sobrantes y retira la entretela con calma.
- Pasa la plancha a baja temperatura unos segundos para eliminar marcas del aro y dar brillo al bordado.
Los errores en el bordado a máquina no se solucionan con trucos mágicos, sino con buenas prácticas aplicadas de forma constante. Ajustar densidades, prensar correctamente la tela, elegir la entretela adecuada y prestar atención a los pequeños detalles marcarán la diferencia entre un trabajo aficionado y un bordado profesional.


